¡Increíble! Ya somos casi 700,000 los que hemos tomado acción para detener las ¨violaciones correctivas¨, y ahora activistas sudafricanos acaban de forzar al gobierno a sentarse a hablar. Reunamos un millón de firmas rápidamente para aumentar la presión y lograr medidas concretas. Haz clic para firmar esta campaña y reenvía este correo a todos tus conocidxs:
Queridos amigos y amigas,
Las "violaciones correctivas", la práctica brutal de violar a las mujeres lesbianas para "curarlas" de su homosexualidad, constituyen una verdadera tragedia en Sudáfrica. Pero un grupo de activistas se está jugando la vida para detener estos crímenes atroces y ya ha logrado capturar la atención del gobierno. Apoyémosles. Nuestra protesta global puede presionar al gobierno a que tome acciones concretas y urgentes. ¡Firma la petición y reenvíala a tus amigos! |
El de Thembi no es un caso aislado. Este horrendo crimen es recurrente en Sudáfrica, donde las mujeres lesbianas viven con pánico de ser atacadas. Pero todavía nadie ha sido condenado por cometer ¨violaciones correctivas¨. Lo sorprendente es que un pequeño grupo de activistas está jugándose la vida para detener esta espantosa práctica, y acaban de lograr que el gobierno se siente con ellas a hablar sobre el problema.
Si desde todos los rincones del mundo unimos nuestros esfuerzos para arrojar luz sobre este horror, podremos aumentar la presión y contribuir a que estas conversaciones culminen en acciones concretas.Pidámosle al Presidente Zuma y al Ministro de Justicia que condenen públicamente las "violaciones correctivas", que se penalicen los crímenes de odio y se persiga inmediatamente a sus responsables, que promuevan campañas de educación pública al respecto, y que aseguren la protección inmediata de las víctimas. Firma la petición ahora y compártela con todos tus conocidos -- Cuando reunamos un millón de firmas, se la entregaremos al gobierno sudafricano a través de acciones espectaculares y contundentes:
Sudáfrica, conocida como la "Nación del Arco Iris", ha levantado admiración mundial por sus esfuerzos en la lucha contra la discriminación tras el periodo del 'apartheid'. Fue el primer país cuya constitución estableció la protección de todos los ciudadanos contra la discriminación por motivos de orientación sexual. Pero diversas organizaciones locales están reportando múltiples casos de "violaciones correctivas" cada semana y la impunidad predomina.
La práctica de la 'violación correctiva' se basa en la idea escandalosa y totalmente falsa de que una mujer lesbiana puede 'convertirse en heterosexual' si es violada. Este atroz crimen ni siquiera es considerado como un "crimen de odio" en Sudáfrica. Las víctimas son a menudo mujeres negras, lesbianas, y marginadas. Ni siquiera la brutal violación en grupo y el asesinato en el año 2008 de Eudy Simelanede, la heroína nacional y antigua estrella de la selección sudafricana de fútbol femenino, logró darle un vuelco al problema. La semana pasada, el propio Ministro Radebe insistió en que el motivo es irrelevante cuando se trata de crímenes como la 'violación correctiva'.
Sudáfrica se ha convertido en una capital mundial de la violación. Una niña sudafricana que nazca hoy tiene más probabilidades de ser violada que de aprender a leer. Es algo impensable, pero una cuarta parte de las niñas sudafricanas son violadas antes de cumplir los 16 años. Son muchas las raíces del problema: la percepción de la existencia de unos 'derechos' masculinos (el 62 por ciento de los chicos mayores de 11 años creen que forzar a alguien sexualmente no constituye un acto de violencia), el empobrecimiento, los asentamientos superpoblados, el número de hombres desempleados y excluidos, y la aceptación por parte de la comunidad. Y, en los pocos casos en los que las agresiones se denuncian ante las autoridades, se encuentran con una respuesta policial lamentable y unas decisiones judiciales excesivamente permisivas.
Estamos ante una catástrofe humana. Sin embargo, un grupo de valientes sudafricanas y nuestros colegas de Change.org han abierto una ventana de esperanza para actuar contra este tipo de violencia sexual y los crímenes de odio. Ya han capturado la atención del gobierno. Si nos unimos ahora en todo el mundo para apoyarlas, podremos llevar justicia a las víctimas y lograr que se tomen acciones concretas e inmediatas para poner fin a las ¨violaciones correctivas¨:
http://www.avaaz.org/es/stop_corrective_rape_6/?vl
Se trata, a fin de cuentas, de una batalla contra la pobreza, el patriarcado y la homofobia. Frenar la marea de violaciones requerirá de un fuerte liderazgo y de acciones coordinadas dirigidas a lograr una profunda transformación en Sudáfrica y en todo el continente. El Presidente Zuma es un Zulú tradicionalista, el cual también se ha visto sometido a un juicio por un caso de violación. Aun así, el año pasado condenó públicamente el arresto de una pareja gay en Malawi. Asimismo, en respuesta a la enorme presión ciudadana nacional e internacional, Sudáfrica aprobó finalmente una declaración formal de las Naciones Unidas oponiéndose a la ejecuciones extrajudiciales en casos relativos a la orientación sexual.
Si nos unimos en masa a esta llamada mundial a la acción, podremos presionar a Zuma para que tome partido, impulse las acciones gubernamentales que tanto se necesitan, y promueva un debate nacional que cambie sustancialmente las actitudes de la población hacia las violaciones y la homofobia en Sudáfrica. Firma ahora y corre la voz:
http://www.avaaz.org/es/stop_corrective_rape_6/?vl
Casos como el de Thembi nos pueden llevar a perder la esperanza. Pero cuando los ciudadanos nos unimos con una sola voz, podemos transformar prácticas y normas injustas, por muy arraigadas que estén en la sociedad. El año pasado en Uganda, logramos generar una gigantesca ola de presión pública que llevó al gobierno a retirar una propuesta legislativa que habría condenado a muerte a muchos homosexuales ugandeses. Y también fue la presión mundial en apoyo de un valeroso grupo de activistas nacionales lo que empujó a los líderes de Sudáfrica a abordar la crisis del SIDA que estaba apoderándose del país. Unamos nuestras voces ahora reclamando un mundo en el que cada ser humano puede vivir sin miedo a sufrir este tipo de abusos.
Con esperanza y determinación,
Alice, Ricken, Laura, Maria Paz, David y el resto del equipo de Avaaz
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