Detrás de los mayores eventos de nuestra historia más reciente; Pinochet en Chile (1973), la caída del muro de Berlín (1989), los atentados contra las Twin Towers del 11-S en New York (2001), la guerra de Iraq en 2003, las inundaciones en New Orleans (2005), se esconde un chocante relato de avaricia, corrupción y violencia. Esta película, basada en el último best-seller del mismo nombre The Shock Doctrine. The rise of disaster capitalism (La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, publicado en España por Ediciones Paidós, 2007) de Naomi Klein, la autora de No Logo, es un filme provocador, apasionante, y convicentemente argumentado.
Si el libro ya era una obra imprescindible para entender el siglo XXI, la película La Doctrina del Shock resume brillantemente los mensajes principales del libro, que exploraba cómo los desastres, tanto naturales como los provocados por el hombre, se utilizan para forzar cambios políticos y económicos en gobiernos poco dispuestos a abrazar el capitalismo salvaje. Sistemáticamente, después de un desastre, como el tsunami de la costa asiática en 2004, se aprovecha para privatizar lo público, como sucedió con las playas pobladas por pescadores locales y actualmente ocupada por grandes hoteles. Los cineastas Michael Winterbottom y Mat Whitecross, codirectores deThe Road to Guantanamo, se unen a Naomi Klein para traer a la pantalla un documental con imágenes reales extraídas de lo más profundo de los archivos filmográficos de todo el mundo. Usando el tratamiento del electroshock como metáfora, La doctrina del Shockexplora cómo los Estados Unidos, con la ayuda de la CIA, se enamoraron de la interpretación del economista Milton Friedman sobre el capitalismo de mercado y trataron de “persuadir” a los países en desarrollo de su valía. El documental denuncia la estafa de las políticas económicas de la Escuela de Chicago y su conexión con el caos y el derramamiento de sangre por todo el mundo. Debido a que los mercados completamente desregulados tendieron a crear un clima económico desequilibrado en el que un pequeño grupo se hizo extremadamente rico y el resto se hundieron en la pobreza, los Estados Unidos solamente tuvieron éxito en vender esta desregulación del mercado libre a los países en crisis que no tenían más otra opción que hacer lo que exigió la nación más rica en la tierra. Los resultados llevaron a la extensión de la privatización y a la violencia en Rusia, Polonia, Chile, Suráfrica y el Oriente Medio. Y La Doctrina del Shock cuenta cómo sucedió, quiénes lo promovieron, dónde sigue todavía en marcha, y qué se puede hacer para frenarlo. Un repaso clarividente de las actuaciones de Tatcher, Bush, Pinochet, Videla, Yeltsin, Reagan de los útlimos años, y la connivencia con los grandes aglomerados empresariales que representaban intereses económicos privados.
Mantener y velar por la memoria colectiva es el primer síntoma de resistencia. Al igual que la resistencia a las terapias de electroshock aplicadas a los pacientes del Dr. Cameron en Canadá, que trataban de borrar la mente de sus pacientes y dejarlas como tabula rasapara después inocularles la información que consideraba conveniente. Hubo pacientes que resistieron y denunciaron los hechos; decenas de años después ganaron el juicio. Y lo segundo para resistir, es armarse con información. La Doctrina del Shock, que lleva décadas aplicándose con guerras como tortura de masas, pierde eficacia cuando se conoce y se identifica su operativa de acción. La información es clave para entender por qué después del 11S y en nombre de la libertad y seguridad de las naciones, se decidió atacar Iraq, el 3r mayor yacimiento de petróleo del mundo, y no a Pakistán, un país sumido en una dictadura y con turbios negocios nucleares. Se trata de la eclosión del fundamentalismo del libre mercado. El documental culmina con una llamada a la acción. Se relata cómo cuando Roosevelt estaba en plena campaña electoral y atendía la visita de algún grupo progresista, recogía sus ideas diciéndoles: ahora salid, y obligadme a hacerlo. Durante ese periodo, en Estados Unidos se contabilizaron 4.740 huelgas. La Doctrina del Shock es un filme singular de cultura política y de culto, con un mensaje honesto, urgente y necesario que debe ser escuchado, y que debería ser de visionado obligatorio porque permite entender lo que ocurre en nuestro presente y ofrece un nuevo paradigma para comprenderlo.
La Doctrina del Shock es la historia no oficial del libre mercado. Desde Chile hasta Rusia, desde Sudáfrica hasta Canadá la implantación del libre mercado responde a un programa de ingeniería social y económica que Naomi Klein identifica como «capitalismo del desastre». Tras una investigación de cuatro años, Klein explora el mito según el cual el mercado libre y global triunfó democráticamente, y que el capitalismo sin restricciones va de la mano de la democracia. Por el contrario, Klein sostiene que ese capitalismo utiliza constantemente la violencia, el choque, y pone al descubierto los hilos que mueven las marionetas tras los acontecimientos más críticos de las últimas cuatro décadas. Klein demuestra que el capitalismo emplea constantemente la violencia, el terrorismo contra el individuo y la sociedad. Lejos de ser el camino hacia la libertad, se aprovecha de las crisis para introducir impopulares medidas de choque económico, a menudo acompañadas de otras forma de shock no tan metafóricas: el golpe de porra de policías, las torturas con electroshocks o la picana en las celdas de las cárceles. Klein repasa la historia mundial reciente (de la dictadura de Pinochet a la reconstrucción de Beirut; del Katrina al tsunami; del 11-S al 11-M), para dar la palabra a un único protagonista: las diezmadas poblaciones civiles sometidas a la voracidad despiadada de los nuevos dueños del mundo, el conglomerado industrial, comercial y gubernamental para quien los desastres, las guerras y la inseguridad del ciudadano son el siniestro combustible de la economía del shock.